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quinta-feira, 17 de maio de 2012

Brasil: Músculo ou Cérebro ?

Caros alunos,

Hoje trago até vocês um artigo de um doutor em Ciência Política russo chamado Boris Martynov a respeito de um outro artigo de Andrés Malamud. Esse texto, em espanhol, ilustra o momento brasileiro no enfoque de sua política internacional. Como pode um país sem grandes armamentos ou prêmios Nobel, por exemplo, obter êxito e respeito internacional ? Esse e outros questionamentos a respeito da Inserção Internacional do Brasil você poderá ver a seguir. Texto muito interessante e espero uma maior participação de vocês.

Yuri Antunes
Monitor da disciplina ''Economia Política e Direito'' da Universidade Federal Fluminense

Brasil: ¿músculo o cerebro?

Confesemos que la misma pregunta puede ser dirigida hoy no solamente a Brasil, sino prácticamente a cada país miembro del formato BRICs, a cualquier Estado del mundo y hasta a la humanidad como tal. Pues no es secreto que, por más que avanzamos en el siglo XXI, menos confiables y productivos se ponen los métodos forzosos de la resolución de los problemas de diferente índole: comenzando por los económicos de cada país soberano hasta los mismos regionales y globales, inclusive hasta la preservación de la paz planetaria. Desde ese punto de vista en ese binomio “razón” – “fuerza”, a nuestro entender, ya no existe esa igualdad de antaño. Pregunta: ¿Qué éxito obtuvo el país más poderoso del mundo, utilizando mucha fuerza y poco cerebro en Afganistán e Iraq? ¿O tratando problemas como narcotráfico y terrorismo? ¿Tal vez, sanciones económicas y políticas contra Irán, Cuba, Corea del Norte, etc., han podido o algún día podrán llevar a la resolución del conflicto? ¿Cómo se puede resolver por la fuerza otros problemas globales, como pobreza, enfermedades, proliferación nuclear, degradación climática, etc.? Yo subrayo: “resolver” – y eso significa deshacerse de sus raíces, para acabar con su profundización y multiplicación casi diaria. La fuerza del “músculo”, claro, puede dar resultados prontos y producir “efecto” (sin ser eficiente). Pero, dará resultado de corto alcance, lo que indudablemente llevará después a la agravación del problema, y será provechoso solo para los círculos burocráticos y militares, para los productores de armamentos e inventores de las máquinas de matanza cada vez más sofisticadas. Después, preocupados por sus “raitings” cotidianos, los políticos de hoy no piensan en erradicar el problema como tal: su interés real es la reelección personal por medio de la impresionante “lucha” – forzosa, rapida y “efectiva” – contra el mal (que así jamás terminará).
Por eso, solo el “cerebro”, o siquiera, “el músculo del cerebro”, debe ser el objeto de la discusión respecto a las potencias mundiales en el ascenso, – y, particularmente a Brasil. Si no, ¿qué diferencia con las “viejas” potencias van a tener, qué novedad van a introducir en la política y economía internacionales, cómo van a progresar en adelante, sin tener el estoque completo de armas nucleares, faltando la costumbre necesaria de presionar y chantajear a los otros, etc.? En breve: o el mundo va a renovarse con la llegada a las palancas de poder de las nuevas civilizaciones, culturas y maneras de pensar diferentes de lo occidental, o tiempos muy difíciles nos acechan a todos.
- “¿Sin premios Nobel?” – Eso parece ridículo. El premio de Barack Obama, por ejemplo… Es estraño, entonces, que no los han recibido en sus tiempos M. Thatcher, R. Reagan, De Gaulle, G. Bush (ambos). ¿Podrían competir en el Premio Nobel de la Paz, si vivieran hoy, Napoleón, Bismark…, tal vez, Lenin?
El gran diplomático de Brasil Barón de Rio Branco dijo una vez que la “guerra es la salida menos digna de cualquier situación”. Desgraciadamente, él, claro, no se ha hecho tan famoso y mundialmente conocido como aquellos… El resolvió pacíficamente todas (!) las disputas territoriales de Brasil, acabó con la carrera de armamentos navales entre Brasil, Argentina y Chile en el comienzo del siglo XX (y así evitó una guerra total en Suramérica), fundó las bases de la integración regional (“Tratado de ABC”, 1904). Confesemos, que le “faltó” mucho en su postura histórica para “alcanzar” la ambición de Europa, que se guiaba a la sazón por la frase de C. Clauzevtiuz: “La guerra no es nada más que la continuación de la política por otros medios”… El grán diplomático de Brasil Barón de Rio Branco murió en vísperas de la sesión solemne del Parlamento, en la que se quería proponer su candidatura al premio Nobel…
Finalmente, ¿quién ha dicho que el Premio Nobel (inclusive en ciencias exactas) tiene una significación tan definitiva? ¿Acaso, es una conditio sine qua non? ¿Acaso, la mera falta de un laureado Nobel debe estigmatizar al país y humillar a sus habitantes?… El famoso profesor químico ruso D. Mendeleyev, autor de la Tabla universal de elementos, no fue Laureado con el Premio Nobel. El constructor soviético de cohetes espaciales S. Koroliov, no lo fue. El pionero de la aviación mundial, el brasileño Santos Dumont, no lo fue… “E daí?” – diría él al respeto…
No, realmente, ¡basta de “roundabouts”! Parece, que el mismo tónico de la convocatoria presentada es de cualquier modo y cueste lo que cueste mostrar la imposibilidad de Brasil de convertirse en una gran potencia. ¿Acaso, de veras no hay avances tecnológicos en el país – tercer exportador mundial de aviones civiles, poseedor de tecnologías únicas de la perforación submarina, productor mundial de etanol y biodiesel? ¿El autor no encuentra nada en su industria cohetera, la más desarrollada de América Latina? Y eso se dice de un país autosuficiente en prácticamente todos los recursos materiales, del Estado, que según los datos de World Bank, sólo podría alimentar a mil milliones de habitantes en nuestro planeta? Chega, Andrés… Parece, que los “encantos” tradicionales de Brasil – carnaval, fútbol, etc. – no te dejaron mucho tiempo libre para ver algo detrás de la cortina tradicional…
“¿Los observadores dudan en calificarlo como un caso exitoso…?” Parece que el tiempo te faltó aquí también. Mencionar opiniones de muchos más “observadores” que mantienen lo opuesto (y son de absoluta mayoría), lo considero superfluo, además temo que van a ocupar demasiado espacio.
Pero todo eso no tiene mucha importancia en comparación con un prerrequisito, que posee Brasil como un país exitoso y en ascenso, y del que hoy en día carecen muchos otros, – inclusive los del mundo “desarrollado” – la vitalidad del pueblo, que se fundamenta en su sentido de la identidad nacional. Ese sentido le ayudó a mantener la unidad nacional, a pesar de los problemas de la desigualdad social y regional en el pasado. Hoy esa identidad – latinoamericana y brasileña, le ayuda a elaborar sus propios modelos del desarrollo y convertirse en el líder regional. La importancia de tener “identidad” se ilustra por el ejemplo del país vecino a Brasil, que pretendiendo ser “Europa en Suramérica” pasó del “primer mundo” al tercero en casi nada de tiempo: entre los años 40 y 60…
Para no ofender a nadie, diría otra cosa: mi país, Rusia, que todavía continúa entre “dos sillas” – Europa y Asia – , sin afirmar pronto su propia y singular identidad euroasiática, a pesar de tener tantos prerrequisitos hoy (armamentos – segundo sólo tras USA, miembro permanente del CS de ONU, del G-8,… varios Premios Nobel – !!!, etc.), mañana jamás será exitoso, con o sin BRICs.
Ahora de armamentos… Con todo respeto al autor, quisiera preguntarle: Andrés, ¿tú tienes el conocimiento, o no, de la estrategia nacional de Brasil, documento publicado por el Ministerio de Defensa de Brasil en diciembre de 2008? Es muy fácil encontrarlo en Internet… Si lo hubieras leído, pienso que comprenderías que Brasil no va a permanecer “mosca en términos militares” por mucho tiempo. ¿Bomba atómica? ¿Quién sabe? Brasil podría abastecerse con ella pronto, todo dependerá sólo de la voluntad política.
Pero, aún eso no es tan importante. Lo más importante en todo el paradigma de los BRICs, a pesar de muchas insuficiencias y contradicciones conocidas, es lo que ese formato propone al mundo, principalmente un nuevo modelo de ascenso – a base de la “fuerza blanda”. La Historia de los siglos pasados está llena de ejemplos opuestos, cuando los países, inclusive “super – democráticos”, ganaron su posicionamiento mundial debido a sangrientas guerras, políticas de colonialismo, chantaje político y económico, etc. Eso dio sostenibilidad al culto a la fuerza, tan diseminado en la “civilización occidental” hasta hoy día. Y los argumentos tipo: “A Brasil le faltan armas” pertenecen, a mi entender, también a los siglos pasados. A eso sería posible contra-argumentar con cierto alivio: “¡Y gracias a Dios, que le falta! ¡No repitirá, entonces, las experiencias sangrientas de las luchas pasadas! ¡Ojalá los BRICs ofrezcan un formato principalmente nuevo, no repetidor de muchos otros, que persisten en continuar viejos paradigmas!”
Es evidente que ese ascenso es intrínsecamente “blando”, en comparación con todos1 los de tiempos pasados. Pensar que el ascenso económico es el ascenso forzoso no tiene ni razón, ni sentido, pues no se trata de la presión económica, chantaje económico, agresión económica, etc. No vale la pena “dramatizar” tanto el proceso del desarrollo natural, para menospreciar la significación de los BRICs.
Pero hay un problema. Ese ascenso “blando” puede encontrarse en su camino con una reacción tradicional y forzosa. Lo viejo, pues, nunca cede el campo sin dar la batalla. Tanto más, que ese “viejo” – el Occidente – , como procede de la Historia y como lo vemos hoy, simplemente “no puede” existir sin enemigos2. Su desarrollo, estimulado por luchas interoccidentales desde el mismo siglo XV, en este caso simplemente se estanca. También, vale la pena ver comentarios sobre la futura escasez de recursos naturales y luchas (por agua, petróleo, gas, etc.), que formarán gran parte de la agenda internacional en este siglo. ¿Cómo se transformarán, entonces, las posibilidades de nuevos liderazgos en el mundo? ¿En qué sentido va a transformarse la cooperación entre los “aspirantes”? A mi entender, todavía es bastante temprano para tratar de contestar estas preguntas, pues, los BRICs siguen siendo un proyecto en gran medida de futuro. Pero la realidad puede tornarse más rígida ya bastante pronto.
En ese sentido jamás desecharemos la necesidad para Brasil (y los otros BRICs) de armarse bien. Precisamente eso, a propósito, se hace hoy (vea la Estrategia Nacional…) en Brasil, Rusia, India, China. Confesemos que es una pérdida para el mundo. Pero hay que tener en cuenta: el armamentismo de ellos, siendo la respuesta legítima a la situación de la imprevisibilidad económica y política (creada por otros), no es, de ninguna manera, la condición de su desarrollo. Y esa es la diferencia histórica sustantiva de los BRICs en comparación con las potencias tradicionales. Poner fuerza a la primera, repetimos, no da resultado: es la herencia del pasado. Pensar en términos “musculares” hoy evocaría la tentativa de revertir la Historia y revalorizar los medios, que pierden su sentido diariamente.

 



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